Las dos fallas interactúan en la zona de transición geológica entre el subsuelo de las montañas y el área que anteriormente era ocupada por el lago, refiere la investigación publicada en febrero.
El análisis realizado por los investigadores, para el cual se utilizó tecnología satelital, reveló que, al menos seis días antes del primer microsismo relevante, en mayo de 2023, tuvieron lugar deslizamientos en la grieta ubicada en Barranca del Muerto.
“Los enjambres sísmicos en esta zona parecen ser resultado del régimen extensional regional, las tensiones inducidas por el deslizamiento lento en los segmentos de falla orientales y la interacción entre estas fallas”, indica la investigación.
El papel “La Interacción de Fallas de Deslizamiento Lento bajo la Ciudad de México Induce una Sismicidad Intensa durante Meses”, publicado en la revista Tectonophysics, se trata del primer documento científico que identifica una segunda falla sísmica asociada a los movimientos locales.
El estudio estableció como sismos principales los ocurridos el 11 de mayo y el 14 de diciembre de 2023. Los dos de magnitud 3.2 y con epicentro a 700 metros de profundidad.
Un análisis geomorfológico cuantitativo permitió establecer la conexión estructural entre ambas fallas.
“Los enjambres sísmicos en esta zona parecen ser resultado del régimen extensional regional, las tensiones inducidas por el deslizamiento lento en los segmentos de falla orientales y la interacción entre estas fallas”, mencionó el informe.
Uno de los hallazgos de la investigación es que previo a la secuencia sísmica hubo un deslizamiento imperceptible en la falla de Barranca del Muerto.
“Lo que indica que la inestabilidad y la interacción de las fracturas a través de un sistema de fallas ocurrieron durante períodos de semanas a meses, ciertamente impulsados por algún proceso local subyacente”, señalaron los investigadores.
Los especialistas describieron cómo pudo ocurrir parte del desplazamiento subterráneo entre ambas fallas, conforme se fueron presentando los microsismos.
“Uno se pregunta cómo el deslizamiento de mayo en la falla Barranca del Muerto podría haber afectado el campo de deformación alrededor de la falla Mixcoac, que se activó en diciembre a solo 800 metros al norte”, cuestionaron.
La hipótesis más razonable es que el deslizamiento al oriente de la falla fue lento y, por lo tanto, asísmico, con dos posibilidades:
“O bien ocurrió en los tres días anteriores al sismo principal, como parece haber sucedido antes del sismo principal de mayo en la falla Barranca del Muerto o después, como un deslizamiento posterior extendido en dirección opuesta”, anotaron.
Las dos fallas interactúan en la zona de transición geológica entre el subsuelo de las montañas y el área lacustre de la Ciudad.
“Los patrones espaciotemporales de temblores rápidos y lentos sugieren que la sismotectónica al poniente de la Ciudad comprende dos zonas mecánicamente distintas:
“Una región estable propensa a la deformación asísmica al oriente, donde las fallas están enterradas bajo sedimentos saturados de agua, y una región inestable al poniente, propensa a la radiación sísmica, donde las fallas se expresan geomorfológicamente”, indicaron.





