En el vertiginoso mundo laboral actual, conseguir una entrevista de trabajo puede ser tan esquivo como encontrar un trébol de cuatro hojas. Pero una joven estadounidense, bajo el seudónimo de Cami Petyn en TikTok, ha develado una solución ingeniosa que hace titilar las luces verdes en el tablero de selección de candidatos de muchas empresas.
La saga comenzó cuando Petyn, tras enviar su currículum a la nada despreciable cantidad de 65 ofertas de empleo sin obtener ni una sola llamada para una entrevista, decidió poner en marcha su propio plan de rescate.
Petyn descubrió el talón de Aquiles de la Inteligencia Artificial empleada por las empresas para cribar currículums: su incapacidad para leer texto oculto. ¿La solución? Embadurnar su currículum con las palabras clave que estas IA codician, pero haciéndolas invisibles para el ojo humano. Un toque de tinta blanca, y ¡voilà!, el documento se convierte en un festín de datos para la IA y en una obra maestra de ingeniería de datos para los humanos.
Pero espera, hay más: Petyn no sólo nos regaló esta joya de astucia, sino que también nos enseñó la importancia del arte de la personalización. Cada currículum adaptado, cada cambio de trabajo solicitado, requería una variación en el truco. Es el baile sutil de palabras clave, el juego de las sombras en blanco, que garantiza que la IA siempre caiga rendida ante la oferta laboral presentada.
El video de Petyn, compartiendo su secreto con el mundo, se ha vuelto viral, acumulando más de 1,6 millones de visualizaciones. Y con razón. En un mundo donde la competencia es feroz y la IA es el portero imbatible del equipo de recursos humanos, cualquier estratagema que nos ponga un paso adelante es una moneda de oro en el bolsillo.
Pero no todo es risas y aplausos. Al final del día, este truco es sólo un parche ingenioso en un sistema que necesita una revisión seria. ¿Deberíamos estar en un mundo donde nuestra contratación depende de si nuestro currículum se lee bien para una máquina? Es una pregunta que vale la pena hacerse en un momento en que la tecnología avanza a pasos agigantados y los límites éticos a menudo se desdibujan.
Así que mientras nos reímos y aplaudimos el ingenio de Petyn, no olvidemos la sombra que se cierne sobre este cuento de éxito. Y tal vez, sólo tal vez, recordemos que las soluciones ingeniosas a menudo son un llamado de atención para los problemas más profundos que necesitan ser resueltos.
Al final, en un mundo donde las máquinas deciden quién pasa la puerta y quién no, el verdadero desafío no es sólo engañar a la IA, sino preguntarnos si deberíamos estar en un juego donde el ingenio y la astucia son las monedas de oro de la contratación.
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